La Animación y la Bici.
Aún recuerdo cuando mi padre me enseño a ir en bici, estábamos en mi chalet, no se me va a olvidar jamás, con los años fui perfeccionando la técnica, ya no solo me abría brechas en las rodillas, sino que no también la cabeza, e iba a todas partes con mi bmx, intentando emular a Los Bicivoladores hasta que un buen día me enamore perdidamente del cine y los dibujos animados, fui dejando la bici poco a poco y me iba encerrando en casa a dibujar y animar en las esquinas de las páginas de todos los libros que encontraba, empezando por los del cole y terminando, literalmente, por una nueva enciclopedia que se compraron mis padres. Nunca entendí aquel ostión, la animación del kame era cojonuda!
En 1997 después de currar en algunos estudios, decidí montar mi propio estudio, Hampa Studio (por aquel entonces con otro nombre), y joder los libros de otros. Desde entonces mi vida ha girado como un zootropo, siempre entorno a mi gran pasión, hobby y de repente, un buen día, mi trabajo.
Como era de esperar, las jornadas eran como mínimo de 12 horas, vacaciones las justas (caer muerto boca abajo en la cama y levantar la cara de vez en cuando para poder respirar), y los fines de semana eran los momentos perfectos para estar solo en el estudio y avanzar trabajo. Ante mi familia y amigos! Lo mío no era una obsesión, era mi trabajo, por fin me había convertido en un tío responsable, pero en realidad yo me sentía como el Psicópata que se apunta a la guerra para tener una excusa.
Antes de montar el estudio yo molaba mucho, (independientemente de mis horas dibujando y esquivando zapatillas de mi madre), tenía una vida social bastante activa, viajes, salir con los colegas, jugar a los video-juegos, ir a cumpleaños, entrenar, salir por la noche, alguna que otra hostia con el coche, denuncias de la guardia civil, vamos lo típico.
Todo eso fui olvidándolo por una gran dedicación a mi profesión y mis ganas de contar historias. Además, también os digo que no ayudaron mucho los documentales sobre los grandes estudios, cuanto más conocía de ellos, mas curraba, ..»Que John Lasseter estuvo durmiendo debajo de la mesa mientras estaba con su primer proyecto en 3D??!! «, pues yo, hale!, a sobar bajo la mesa de ikea , ..si lo hace John y mira como mola «Cars» (chiste para los del sector!), pues yo también!!»…, luego me entere que los chicos de Pyro Studios, cuando estaban haciendo su primer videojuego «commandos«, estuvieron todo un año sin salir del estudio, «pues veeenga!…a montar un 15 M en el despacho!!, que no se diga!». Luego llego la muerte de Steve jobs y pensé, que todo.. todo.. tampoco hacía falta imitarlo.
Este no soy yo, es John Lasseter cuando lo pilló Steve Jobs con los pies sobre la mesa nueva.
En medida que el estudio iba creciendo, mi vida social y mi clásico moreno agitanado iban cayendo en barrena. Pero para mí lo más importante seguía siendo el estudio y así ha sido hasta este año, cuando haciendo una mirada hacia atrás me he dado cuenta que por más que me he deslomado, por más que hemos currado como bestias, el estudio ha ido creciendo al ritmo que necesitaba crecer, hemos tenido baches, éxitos, cagadas, aciertos, problemas, aún no he podido hacer la peli que quiero y no ha influido nada que yo haya estado enclaustrado entre ordenadores y mesas de luz, y con los gayumbos como el envoltorio de las magdalenas.
Ahora mis jornadas,..no son de 8 horas, tampoco nos volvamos locos, pero ya no son de 12. Llevo a mi hija Leia ( ya ya lo se!…el frikismo ya lo trataremos en otro momento) al cole todos los días, llego pronto a casa por la tarde para ir con mi mujer y mi nana al parque con sus amigos del cole y los fines de semana disfruto de mi familia, de mis amigos, de un buen paseo en bici y de dormir (esto último me sale que ni bordado, yo diría que es lo que mejor hago).
Finalmente con todo esto he llegado a la conclusión que, no por hacer más horas que el reloj voy a llegar más arriba, lo que hay que hacer es focalizar muy bien los esfuerzos, tomarse su tiempo para elegir buenas historias que contar, tener los ojos muy abiertos ante todo lo que ocurre en el sector (cosa que no se consigue cuando estas totalmente reventado), no tener miedo al fracaso y por supuesto aprovechar las buenas ideas y oportunidades sin pestañear.
Así que animo a todos los que estáis empezando en este sector y además estáis tan locos como para montar vuestro propio estudio, que seáis muy valientes, pero no os engoriléis (que nos conocemos!), descansad, cuando estéis currando, hacedlo a muerte, pero no dejéis de lado vuestra vida ahí fuera. Yo he tenido suerte porque los míos siguen ahí, pero con un comportamiento como el que tenía, por más que os hayáis convertido en Pixar, os quedareis sin nadie, es entonces cuando habréis tenido el mayor fracaso que se pueda tener en esta vida.
Por cierto!… Toda esta chapa que os he soltado, era básicamente para contaros que el jueves por la tarde enseñé a mi hija a ir en bici, estoy feliz porque es algo que ella ya no va a olvidar jamás… y yo tampoco.
Alex Cervantes